Hace 38 años los españoles fuimos capaces de superar divisiones y rencores y nos dimos la mano para empezar a construir un futuro juntos en democracia. La Constitución de 1978 nació del consenso, de la necesidad de poner lo que nos une por encima de lo que nos separa. De dejar a un lado nuestras legítimas diferencias para alcanzar un bien común.

Hoy entendemos que es nuestro deber recordar que la Constitución se elaboró y se refrendó en días de incertidumbre, con heridas todavía abiertas, en un contexto de extrema complejidad. Pero los principales representantes políticos de aquella época, y también la ciudadanía, dieron una lección de consenso.

El consenso no implica la renuncia a los principios de cada cual, sino la búsqueda de los principios compartidos. El consenso entre partidos no debe suponer la ausencia de crítica y de debate.

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No hay mejor manera de homenajear la Constitución que aplicar cada día sus principios: la igualdad entre todos los españoles, y por supuesto entre todos los albaceteños, la defensa de los derechos y libertades de todos, la voluntad de progreso y de unión. La Constitución de 1978, y el espíritu de acuerdo que la hizo posible, deben servirnos de guía en el quehacer diario de esta institución, siempre al servicio de nuestros vecinos.

El espíritu de la Constitución debe servirnos de inspiración ahora más que nunca. La representación de nuevos partidos en este Ayuntamiento es la oficialización de una sociedad plural, diversa y abierta. Cabemos todos y decidimos entre todos.

Trabajemos juntos. Distintos pero juntos. Hagamos de nuestras diferencias un valor y no un obstáculo. Enriquezcamos este Ayuntamiento con diferentes puntos de vista y aportemos diferentes sensibilidades para que, cuando estemos sentados en esta sala, sean todos los albaceteños los que estén sentados aquí.

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Quiero recordar en este día las palabras del presidente Adolfo Suárez: «Pertenezco por convicción y talante a una mayoría de ciudadanos que desea hablar un lenguaje moderado, de concordia y conciliación». Hoy es el mejor día para reclamar ese espíritu de consenso para hacer juntos, más allá de las meras palabras, un Albacete mejor. Una ciudad a la medida de sus ciudadanos.